martes, 22 de diciembre de 2009

Horario de Navidad

Estamos de vacaciones del24 de diciembre al 10 de enero.Felices fiestas a todos.



Volvemos en el 2010

lunes, 23 de noviembre de 2009

Armando Álvarez apoya el medio ambiente en Habitat

Habitat, el Salón monográfico dedicado a la construcción, decoración y medio ambiente, se ha celebrado en Cantabria del 22 al 25 de octubre. Entre los asistentes, el grupo Armando Álvarez estuvo presente con un estand en el que se mostraron las últimas tendencias y novedades en madera, tableros y bricolaje. Con una clara apuesta por el medio ambiente, el grupo tiene entre sus principales objetivos realizar actividades comerciales que garanticen un comercio internacional justo de la madera, así como ecológicamente responsable. Según la dirección de la empresa “el comportamiento medioambiental de la madera es superior al de otros productos del sector de la construcción, ya que necesitas menos gasto energético en su producción”. Hay que destacar que este tipo de madera es reciclable, no tóxica y continúa siendo un buen aislante. Además, Armando Álvarez cuenta con el certificado de Gestión de Calidad UNE-EN ISO 9001.

El grupo se une así a otras empresas del sector que ya apuestan por la sostenibilidad, comercializando productos procedentes de una gestión forestal sostenibles e impulsando de esta manera el consumo de maderas certificadas.




Metales La Estrella tuvo un lugar muy destacado en el stand de Armando Álvarez, al que acudió entre otros con su gama Elegance y Rustika. A la izda. en la imagen, Luis Alberto Riancho, responsable de bricolaje de Armando Álvarez.


Fuente: Ferronoticias (noviembre 2009)

Metales La Estrella en Irisarri




Ferretería Irisarri,incorpora las nuevas lineas de manillas y herrajes de innova y la serie trazos, también publica en su nuevo catálogo,un especial de toda la colección de herrajes en todos los estilos y acabados. Proximamente incorporará nuestra nueva Manilla Sabbia.

martes, 8 de septiembre de 2009

Disfer celebra su V Feria de Maquinaria en Lucena

Disfer, empresa de distribución de ferretería, maquinaria y pinturas ubicada en Lucena (Córdoba), organizó del 4 al 6 de junio la quinta edición de su feria profesional bienal en las instalaciones que la empresa, asociada a Adefec, cuenta en dicha localidad cordobesa.

En esta edición, la exposición contó con 900 m² de superficie y un total de 12 expositores entre los que figuraron Metales La Estrella, Soudal, Woodman, Hettich, Unicair y Makita. Además, los visitantes pudieron conocer la completa gama de maquinaria convencional para la madera que dispone Disfer y participar en las jornadas técnicas impartidas por Virutex.
La muestra, que edición tras edición se ha ido consolidando como una cita imprescindible para los empresarios del sector, presentó los últimos modelos de máquinas para la madera, así como de herramientas, herrajes y complementos de cocina entre otros. La feria estará abierta al público de 9 a 20 h los dos primeros días, y de 9 a 15 h el último día.

Izda. a decha:. Antonio Muñoz 'Rey'; Paco Salazar,
gerente Disfer; Emilio Alarcón, gerente de
Cerraduras y Ascesorios; y Cristobal del Pino, gerente de
Metales la Estrella.

FUENTE: Ferronoticias julio-agosto 2009

miércoles, 15 de julio de 2009

Comercial Subiñas realiza unas jornadas técnicas

Recientemente Comercial Subiñas ha celebrado en sus instalaciones unas jornadas técnicas dedicadas principalmente al pequeño carpintero. En ellas, se expusieron maquinaria convencional y algún centro de mecanizado de pequeñas dimensiones enfocado para este tipo de cliente. Asimismo, se mostró una exposición de maquinaria portátil, donde los fabricantes realizaron demostraciones in situ a los asistentes. Con unas buenas cifras de asistencia, Comercial Subiñas ha destacado el alto nivel de participación durante los tres días de jornadas.
Comercial Subiñas nació en 1954 y es una empresa dedicada a la distribución de maquinaria, herramientas y accesorios para la industria de la madera. Cuenta con dos centros diferenciados, uno en Larrondo (Vizcaya), con casi 3.000 m² desde donde atiende el norte de España, y otro en Sevilla con 2.100 m² para Andalucía.
Por otro lado, Metales La Estrella ha implantado recientemente su gama Innova, que se caracteriza por su diseño vanguardista y joven, para ambientes modernos y de líneas sencillas. Como es habitual en La Estrella, esta serie incorpora un práctico expositor para el punto de venta que facilita la visibilidad de los herrajes.

Vicente Zuloaga, delegado de La Estrella en Bilbao; Ignacio Subiñas, gerente de Comercial Subiñas; Maite González, jefa de compras; y Álvaro Cilla, director comercial.
Fuente: Ferronoticias Junio09 (p.30)

Manillón largo con piel



(pulsa en la imagen para ampliar)

Una visita en nuestra empresa

Nuestros clientes Jose Luis Sánchez Martínez (gerente), José Ruiz Fernández (Responsable de tienda) y Enrique Trujillo González (ventas) de la empresa Bañón y Sánchez (Peligros, Granada) han visitado Metales la Estrella. Con ellos hemos realizado un recorrido por nuestras instalaciones destinado a mostrarle las posibilidades de nuetra empresa. Estamos convencidos de la importancia que la opinión de nuestros clientes tiene en nuestro crecimiento y sistema de calidad, por ello en estas visitas intentamos mostras la capacidad de Metales la Estrella y, por otro lado tomamos nota de las sugerencias que nos aportan.


DELANTE (IZQ -DCHA)D. Antonio Muñoz, jefe de producción de metales la estrella. D. Jose Luis Sánchez Martínez, Gerente de la Empresa Bañón y Sánchez D. Cristóbal de Pino, Gerente de Metales La Estrella. D. José Ruiz
Fernández, Responsable de tienda.
DETRÁS (IZQ -DCHA)
D. Javier López Medrano, Comercial de Metales la Estrella. D. Enrique Trujillo González, Jefe de Zona (Ventas)

Imágenes de la exposición B&S

viernes, 10 de julio de 2009

Un paseo por la historia con....... José Cuevas

José Cuevas

José Cuevas es, junto a su hermano Rafael, el artífice del crecimiento de Ferretería El Metro, un negocio familiar que pronto cumplirá cien años de vida y que fundó José Muñoz Ruiz, abuelo de los actuales propietarios.


“El contacto con el público y el mostrador
son una escuela de psicología”


De apariencia tímida y reservada, José Cuevas posee un gran espíritu aventurero, que
se manifiesta en su afición por el deporte -especialmente, la natación- y su pasión por la cultura árabe -que le ha llevado a atravesar el Sáhara entre Marruecos y Argelia-. Es culto y amante de la lectura, tanto, que en su casa (ahora vacía, pero en la que se han criado seis hijos) acoge cerca de tres mil libros de temática variada, aunque sobresalen los de literatura española y, sobre todo, andalusí, “cultura muy importante que no se valora como se debe”, afirma José. Su vida se rige por dos valores, la diligencia y la constancia, a los que se añade la fuerza de voluntad, desarrollada y ejercitada a través del deporte.

Con su hablar pausado, que invita a la reflexión, va desgranando la historia de Ferretería El Metro. “En la época en que se abrió la tienda había costumbre de poner nombres muy visuales a los establecimientos, con dibujos que lograran ubicarlos sin necesidad de saber leer (debido al gran nivel de analfabetismo existente). Mi abuelo escogió el nombre de ‘El Metro’ por su modernidad, ya que el sistema métrico decimal se había impuesto como sistema universal de medición a finales del siglo XIX”. En 1939 abrió sus puertas la ferretería de la Plaza de la Constitución, de Málaga, y todavía hoy continúa recibiendo un incesante número de clientes, espléndidamente atendidos por Luz, la mujer de José. La muerte de su abuelo en 1942, estando su
madre en avanzado estado de gestación, supuso un punto de inflexión en la historia de
El Metro, al tener que encargarse de la tienda su padre, maestro por vocación que decide abandonar la docencia para continuar con el negocio familiar. A los cuatro meses del fallecimiento del fundador nace José Cuevas, segundo hijo de la familia, y cinco años después, Rafael. Ambos comienzan a trabajar en El Metro a corta edad, primero José, en 1956 y luego Rafael, en 1961. “Era un tiempo de escasez tremendo, casi no se vendía porque no había recursos económicos, pero tampoco provisiones. Hasta tal punto, que los clavos de las cajas de los embalajes se enderezaban y se vendían, a otro precio diferente que los nuevos, así como las cuerdas y las cajas. Además, con un imán se repasaba el suelo de la tienda para recoger cualquier pequeña pieza metálica que pudiera haberse caído (arandelas, tornillos, clavos...). No se desperdiciaba nada”.

Al principio, el negocio se orientó hacia la madera, herencia de su abuelo -que antes de abrir la ferretería era artesano carpintero-, y también se introdujo menaje de porcelana y aluminio, además de herramientas y puntas. Poco a poco se fue entrando de lleno en el herraje de la madera, uno de los actuales puntos fuertes de El Metro. En 1973 José y Rafael asumieron la dirección de la empresa y crearon la sociedad Muñoz Ruiz, S.A., en la que ambos hermanos asumieron diferentes funciones. El primero se dedicó más a las compras, mientras que el segundo se orientó a las ventas, formando un binomio perfecto y bien avenido. Poco después se inauguró la tienda de Corregidor Francisco de Luján y el cash&carry para profesionales del Polígono de Guadalhorce (ambas en la ciudad de Málaga). En 1986 el negocio se amplió con la apertura de Herrajes Marbella. Y ya en este siglo, concretamente en 2004, El Metro se expandió fuera de la provincia malagueña con el establecimiento de Los Barrios, en Cádiz. En la actualidad, ya se ha incorporado la cuarta generación a través de tres hijos de José y Rafael, en concreto, Hugo, José y Pablo.

José Cuevas es capaz de pasar de un tema a otro sin transición, ha preparado a conciencia esta pequeña charla para no olvidar nada esencial. Detalla las diferentes fases por las que ha atravesado la ferretería en Málaga. De las dificultades de los años 40 y 50 se llega en la década de los 60 a la época de la construcción en la Costa del Sol y del turismo. “Esto supuso un problema, porque España no estaba preparada para esta demanda y las fábricas no tenían producción suficiente para atenderla.

Por eso, debíamos reclamar los pedidos continuamente”. Y añade: “La construcción ha sido el motor de la ferretería y lo sigue siendo, junto con el turismo”. Ante la tan anunciada actual crisis económica, José le resta importancia. “He vivido muchas crisis, he sufrido y he aprendido con ellas. Suponen una oportunidad. He pasado por crisis de falta de material, económica, de impagados... y ahora estamos en lo
que algunos han acuñado como ‘turbulencia financiera’. No existe peor enemigo para la economía que la incertidumbre, porque el miedo es un mal consejero”.

También hablamos de las ferias, en las que “se aprende mucho”. Recuerda la primera vez que fue a Alemania hace 30 años. “Aprovechando la celebración de la feria de Colonia, quise visitar un almacén de este país para ver cómo funcionaba. Un fabricante alemán de manillas se ofreció a llevarme y me cité con él a las 7 de la mañana. Salí del hotel con tiempo suficiente, dispuesto a llegar antes que él, como así ocurrió. Por supuesto, el alemán fue puntual. Aunque sólo tuve que esperar seis o siete minutos, como no llevaba abrigo adecuado y hacía mucho frío, me puse malo. Cómo sería, que cuando me vio el alemán lo primero que hizo fue llevarme a tomar algo caliente. Mi mujer todavía recuerda esta anécdota porque regresé enfermo a España”.

La evolución de algunos aspectos de la ferretería suscita una reflexión en José, por ejemplo, la logística. “En los años 40 utilizábamos las carretillas de madera y las cestas de mimbre para llevar los pedidos. A veces también se empleaba un carrillo de mano -alquilado-y carros tirados por mulos cuando la mercancía era más pesada. En los 60 se alquilaban triciclos y bicicletas con dos transportines (uno delante y otro detrás). Luego llegaron el motocarro y las camionetas. En los 70 pasamos a los camiones y los trailers, en los 80 a las paletas y transpaletas, y en los 90, a los containers (de 20 pies primero y luego de 40 pies) y las carretillas elevadoras. Ahora nos encontramos con los almacenes robotizados”.

También las unidades de medida han cambiado mucho, de las docenas y gruesas (doce docenas) a las decenas. Y, por supuesto, los clientes. “Son nuestra esencia. Se han ido adaptando a los nuevos productos y sistemas, pero siempre aprecian el mostrador como algo que facilita su elección. El cliente tiene muchas dudas, que se despejan en el mostrador. El contacto con el público y el mostrador son una escuela de psicología. Mantener el mostrador en la tienda es una decisión acertada”. La jornada terminó con una agradable visita guiada por el centro de Málaga, en la que José hizo de admirable cicerone transmitiendo a todos los que le escuchábamos -entre los que se encontraban Cristóbal y Toñi del Pino, de La Estrella- su pasión por esta ciudad.

Un paseo por la historia con.......Martín Irisarri


Martín Irisarri

Este madrileño de origen navarro se adentró en el mundo de la ferretería sin disponer de ningún tipo de conocimiento acerca de este sector. Pero siempre ha tenido muy claro que quería ser su propio jefe.
“En la vida hay que marcarse metas, porque en caso contrario, no se consigue nada”


Martín Irisarri se planteó su andadura dentro de la ferretería como se enfrenta a todas las vicisitudes de su vida, con rigor, seriedad y análisis. A los 25 años de edad tenía muy claro que quería ser su propio jefe, por lo que decidió independizarse del taller mecánico en el que por entonces trabajaba con su padre. No disponía de ninguna experiencia sobre este sector, pero, y aunque estuvo meditando sobre otras actividades (llegó a pensar en montar una escuela de mecánica),
finalmente eligió abrir una ferretería. Sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios le proporcionaron cierto conocimiento sobre herramientas y, especialmente,
sistemas de trabajo, aspectos que le vinieron muy bien para adentrarse en este mundo empresarial.

Corría el año 1965 y, por aquella época, la zona de Carabanchel Bajo donde decidió
establecerse se encontraba rodeada de polígonos con multitud de talleres. En un principio el negocio era generalista, incluso estuvo un tiempo vendiendo también
electrodomésticos, pero siempre tuvo en mente la especialización. Por eso, poco a poco fue abandonando el menaje, los electrodomésticos... para pasar a centrarse en la cerrajería y el herraje. Esto fue posible gracias a la proliferación por la zona
de carpinteros sin taller propio, que alquilaban las instalaciones y maquinaria a los
almacenistas de elaboración de madera situados en el barrio. De este modo, Ferretería Irisarri comienza a disponer de una clientela compuesta en gran medida por profesionales de la madera. De ahí surge la especialización que tanta fama le ha otorgado, no sólo en la Comunidad de Madrid, sino también en el resto de España.

Con el fin de aprender y ver las novedades que circulaban por otros mercados, Martín Irisarri empezó enseguida a acudir a certámenes internacionales. “Las ferias continúan siendo útiles, porque aparte de ver novedades in situ, se produce una relación comercial con los fabricantes que no se da en las visitas esporádicas a la tienda”. Gracias a estos eventos, Irisarri pudo conocer las tendencias de este mercado antes de que llegaran a España, como herrajes especiales y acabados innovadores (acero inoxidable, cromo mate...). Reconoce que le hubiera gustado importar determinados artículos que entonces resultaba imposible encontrar en nuestro país y que él sabía que serían un éxito, como las cerraduras de seguridad, pero “no tenía suficiente potencial para importar”. Esto y su convencimiento de no emprender ninguna aventura sin disponer de garantías han hecho que siempre actúe con la máxima cautela. Lo que le ha servido para no dar ningún paso en falso y asentar el negocio sobre una base sólida y consistente.

Una de las principales dificultades de los inicios de Irisarri consistió en la costumbre de los fabricantes de negociar básicamente con los almacenistas de ferretería, por lo que para un negocio pequeño resultaba complicado acceder directamente a los proveedores de primera línea. De ahí la necesidad de formar parte de una cooperativa como Comafe. “La cooperativa fue una tabla de salvación para los ferreteros, porque por aquella época los fabricantes trataban, sobre todo, con los almacenistas y muy poco con las tiendas pequeñas”. También era diferente el número de artículos presentes en una tienda. Hace cuarenta años existían muy pocas referencias, frente a la gran cantidad de ellas con las que se trabaja en la actualidad.

Comafe ha supuesto un capítulo importante en la vida de Martín Irisarri, ya que, además de ser uno de los primeros socios de la cooperativa, ha formado parte de su junta directiva durante muchos años. Este espíritu colaboracionista lo ha heredado
la segunda generación, integrada por los tres hijos de Irisarri: Martín, el actual gerente; Loreto, encargada de la contabilidad de la empresa; y Lourdes, responsable de la tienda de Abrantes. Ellos continúan muy presentes en Comafe y también en el gremio de ferreteros de Madrid, Agrefema.

Precisamente la sucesión familiar no planteó mayores problemas en Irisarri. “Siempre tuve la idea de que mis hijos continuaran con el negocio. Pero ellos dispusieron de total libertad para hacer lo que quisieron”. A sus 68 años, Martín Irisarri lleva tres jubilado, pero cuando está en Madrid (pasa largas temporadas en Alicante) sigue acercándose cada día a la ferretería: “No sé hacer otra cosa”. Durante sus 40 años de dedicación a la empresa, ha conseguido forjar una reputación de honradez, constancia, seriedad y trabajo que ha logrado transmitir a sus clientes. “El boca a boca funciona mucho. Nuestros clientes acuden a Irisarri por productos que no encuentran en ningún sitio y nosotros intentamos dar respuesta a sus necesidades”. Además de los profesionales, que representan un porcentaje importante de su clientela, Irisarri no olvida al público general, que lleva comprando en la tienda toda la vida. Ese no descuidar ningún tipo de cliente es la filosofía que Martín hijo también impulsa en la actualidad. Ello se acompaña con la importancia que se otorga al personal, “básico para cualquier tipo de negocio. Debe ser profesional, atento y servicial”.

Durante la conversación con el fundador de Ferretería Irisarri abordamos también las dificultades provocadas por la actual situación económica. “Existen muchas inseguridades, especialmente cuando se trata de cobrar los pedidos. En este sentido, estamos en manos de las aseguradoras”. No obstante, la familia Irisarri afronta el futuro con optimismo, seguros de que con su trabajo y esfuerzo siempre saldrán adelante.

miércoles, 1 de julio de 2009

Un paseo por la historia con.......Federico Mañes


Federico Mañes
Metalurgia Manufacturada

Toda una institución en Bilbao, Federico Mañes es el alma de una empresa en la que entró a trabajar con 16 años y que ahora, tras su jubilación, ha dejado en manos de sus hijos, Federico y Javier

"Las empresas están condenadas a crecer sino, desaparecen"
Trabajador incansable, Federico ha logrado a base de esfuerzo que Metalurgia Manufacturada sea una empresa reconocida en todo el país. La fundaron en 1942 un grupo de empresarios guipuzcoanos, que situaron su sede en Mondragón, pero no fue hasta 1956 (un año después de que la compañía se trasladara a Bilbao) que Federico se incorporó a la sociedad, con sólo 16 años, pero con una visión muy clara de lo que quería conseguir y cómo alcanzarlo. Tal fue así, que ya a los 24 años se convirtió en el gerente, tras lanzar un órdago sobre su antecesor, quien “era mayor y no tenía ambición, todo lo contrario que yo, que me comía el mundo”. Años después compró a esos socios el cien por cien de las acciones y se hizo con todo el control del negocio.

Natural de Zalla (localidad a 24 km de Bilbao, cuyo nombre exhibe con orgullo siempre que tiene ocasión), estudió en el colegio Marista, hasta que a los 14 años no le quedó otra salida que comenzar a trabajar en Papelera Española, empresa que subvencionaba el colegio y en la
que terminaban casi todos los alumnos. Aquí apenas aguantó un par de meses (“sólo se podía ser electricista, ajustador o papelero”), así que se apuntó a una academia en Bilbao. “Iba y venía
todos los días en tren de carbón”. Entró en Metalurgia Manufacturada en la oficina, “haciendo
lo que me mandaban: facturas, contabilidad... A los 18 años me marché a la mili, y desde Zorroza,
donde me tocó cumplir el servicio militar, preparaba las nóminas. Estuve dos años allí, pero nunca perdí el contacto con Metalurgia, ya que iba casi todos los días a la oficina”. Federico
recuerda aquellos tiempos en los que “no teníamos ni siquiera una bicicleta”, como una época
en la que existía otra ambición, porque entonces “faltaban recursos. Lo difícil no consistía en vender, sino en comprar, puesto que la demanda era mayor que la oferta”.

En 1975 se trasladó la central desde la calle Buenos Aires (donde aún continúa funcionando un
almacén de 600 m²) al barrio de Begoña, que por aquel entonces se encontraba despoblado. “Primero compramos 1.200 m². Cuando llegamos, pensé que no los íbamos a llenar nunca. Pero pronto hizo falta más espacio y adquirimos otros 800 m² más y luego otros 400 m². Ahora disponemos aproximadamente de 3.000 m² y ya estamos pensando en cambiarnos, porque
se nos ha vuelto a quedar pequeño”.


Lo primero que llama la atención cuando se entra en las oficinas de Metalurgia Manufacturada
es la cantidad de cuadros -y también alguna escultura- que atesora. Esta afición por el arte le ha llevado a reunir una interesante colección de cuadros que reparte entre su casa y la oficina. Los estilos, de lo más variado, desde pintura realista (por ejemplo, con la plaza mayor de Zalla o el puerto de Santander) hasta obras que recuerdan a Van Gogh o al surrealismo. Ese gusto por el detalle convierte las instalaciones de este almacén en un placer para los sentidos, que se ven apabullados por tal profusión de obras. La sala de juntas dispone de una artística vidriera, la sala de exposiciones incorpora un museo con herramientas para la madera de origen inglés pero usadas en España (que reposan en una mesas de madera fabricadas exclusivamente para su exhibición) y, brillando con luz propia, una magnífica puerta en acabado dorado y bronce envejecido que da acceso a un espacio donde se muestra una especial gama de manillas.



Este emprendedor, para quien crear empresa es un barco de ida y vuelta (“los barcos sólo de ida únicamente sirven para resolver la vida, pero no para forjar una empresa”), siempre
ha comprendido la necesidad de que el negocio se especializara en algo con futuro. “En
ese momento, la construcción y, en concreto, el herraje para la ventana funcionaban muy bien. Así que ese fue el camino que elegimos. Por otra parte, hasta hace unos años, éramos mayoristas, nuestros comerciales viajaban por toda España visitando, en una primera etapa a las ferreterías y luego a las carpinterías. En esa época les facilitábamos tarifas, codificábamos productos... Hasta que llegó un momento en que nos vimos obligados a rectificar. Ahora, de los 17 vendedores en plantilla, sólo uno se dedica a la ferretería, mientras que el resto se orienta hacia profesionales de la industria y la madera”.

Su visión de futuro le llevó pronto a implantar el sistema informático. “Fuimos de los primeros.
Costó muchísimo esfuerzo, porque era un trabajo de chinos clasificar cada producto, pero es que, sin esfuerzo, no se consigue nada”. Precisamente ese esfuerzo es el que se precisa para que los negocios prosperen. “Las empresas están condenadas a crecer, si no, desaparecen”. De sacrificio este vizcaíno sabe mucho, ya que durante casi toda su vida profesional ha trabajado de la mañana a la noche, sin disfrutar nunca de vacaciones.


Reconoce que los tiempos han cambiado mucho, algo que no sólo afecta a la sociedad en general, sino que también tiene su reflejo en el sector, tanto en la evolución del profesional
como en la relación entre los distribuidores y los fabricantes. “Al carpintero lo traen mártir
con la evolución de la maquinaria. El que quiere desarrollarse ha de mantenerse al día de todos los cambios. Además, también hemos visto una evolución del concepto de ventana, que hasta hace pocos años era inamovible. Igualmente ha ocurrido con los muebles y las puertas”.
En cuanto a la relación con los fabricantes, Federico asegura que “antes era más próxima
y amistosa, sobre todo, en esta zona. Lo importante eran las personas. Ahora, en cambio, se está perdiendo la cercanía con el proveedor. La relación se ha convertido en algo tenso, porque se ha difuminado el límite entre fabricante y distribuidor”.


La conversación, en la que también está presente su hijo mayor, Federico, deriva hacia el mundo de la manilla, para la que existen dos mercados, el de la decoración y el de la vivienda nueva. “En el primero prevalece el gusto del decorador, del arquitecto o del diseñador. Sin embargo, en el caso de la obra nueva el precio supone el factor decisivo. El grueso de la manilla se ha vendido hasta ahora en la nueva construcción, por lo que el precio ha bajado muchísmo en los últimos años”.


Después de haber dedicado tanto esfuerzo y sacrificio a su empresa, Federico Mañes goza ahora de una vida mucho más relajada, en la que cobran protagonismo sus dos principales aficiones: el golf y la huerta. Ésta “me cuesta algún que otro problema con mi mujer, porque me pregunta qué necesidad tengo yo de trabajar tanto. Pero para mí resulta una enorme fuente de satisfacción”.
Hospitalario por naturaleza, el día finaliza con una invitación a una magnífica comida cerca del Alto de Santo Domingo, desde donde se contemplan unas espectaculares vistas de todo Bilbao.

lunes, 22 de junio de 2009

Un paseo por la historia con....... Miguel Ortiz



Miguel ortiz gimilioFerretería Ortiz
Empresario hecho a sí mismo, Miguel Ortiz inicia su andadura en el mundo de la ferretería en Chile, donde pronto despunta como un gran profesional. A su regreso a España, funda la ferretería que lleva su nombre y que ahora regentan tres de sus hijos.


“El secreto está en trabajar mucho, contar con
una gran familia y vivir de manera sobria”


Queda clara desde el primer contacto con Miguel Ortiz la importancia que para él representa su familia, en especial, su mujer Mª Loli, quien siempre le ha apoyado en todas sus iniciativas empresariales y quien también lleva la ferretería en la sangre (su padre era el dueño de una de las más importantes de Chile). Nacido en 1934 en una pequeña población de Burgos, Miguel Ortiz es el mayor de cinco hijos. Sus padres pronto se trasladan a Chile, país donde permanece la familia hasta 1948, año en el que regresan para instalarse en La Rioja. Aquí Miguel comienza estudios de Comercio, pero cuando finaliza resulta muy difícil conseguir empleo. Por eso, sus padres deciden que vuelva a Chile, donde a los tres meses empieza a trabajar en la ferretería de un asturiano, en la localidad de Rancagua, importante enclave por sus minas de cobre. “Era una ferretería pequeña, dedicada sobre todo a menaje. Pero después de un año en ella vino a pretender mis servicios una de las ferreterías más grandes de la zona: Ferretería El Candado. Allí estuve muy a gusto dos años, pero quería prosperar, así que se me presentó la oportunidad de comprar una ferretería cerca de Rancagua”. En esta época es cuando conoce a la que es su mujer desde hace más de 50 años, también hija de españoles. Y precisamente para casarse con ella y ofrecerle un buen porvenir es por lo que decide independizarse. “Cuando les expuse a mis jefes mis planes, insistieron para que me quedara y me ofrecieron casi el triple de lo que ganaba hasta entonces. Pero les dije que la única manera de quedarme era como socio industrial y aceptaron”. Por fin pudieron Miguel y Mª Loli casarse y en Chile nacieron tres de sus cuatro hijos: Juan Antonio (el único que no se ha dedicado a la ferretería, ya que es arquitecto), Miguel Andrés (actual gerente del negocio) y José Ignacio (responsable de las compras). Begoña ya llegaría en España. Después del nacimiento de sus tres hijos, Miguel piensa en el futuro que le depara trabajar con tres socios, personas ya muy acomodadas y sin ganas de prosperar. Por eso, vuelve a pensar en independizarse. Mientras tanto, la madre de su mujer, ya viuda, realiza un viaje por España, donde toma contacto con los cubanos exiliados y sus problema con la dictadura de Fidel Castro. Por eso, al regresar a Chile insiste para que la familia vuelva de nuevo a España. “Yo dejé esta decisión en manos de Mª Loli, porque ella tenía su familia y amigos allí”. “El día que dije que sí" comenta Mª Loli, “Miguel se puso manos a la obra y vendió todas las propiedades de un día para otro“. Esta gran capacidad resolutiva es algo que caracteriza toda la vida de Miguel Ortiz. Igual que su afán de mejora y progreso, “pero siempre sin envidiar a los demás”. A su regreso a España decidieron asentarse en Madrid, porque “fue amor a primera vista”. En apenas una semana desde su llegada, compran un piso en una zona nueva de la capital que entonces se estaba construyendo y el local de la calle Narváez, donde Miguel rápidamente organiza la ferretería. Corre el año 1964 y en febrero de 1965 se inaugura oficialmente la tienda, que cuenta con el propio Miguel, con un encargado (ya jubilado) y dos empleados. “José Luis, el encargado, era un profesional extraordinario.
Después de comer en diez minutos, íbamos él y yo a visitar a tres o cuatro profesionales y regresábamos justo a tiempo para volver a abrir la tienda a las 16.30 horas. Fueron años muy duros de trabajo, pero al mismo tiempo, maravillosos”. Desde un principio, Miguel orienta su negocio hacia el herraje. “Hemos sido pioneros en la innovación en ferretería. Al principio, no hacíamos publicidad,lo mejor era el boca a boca de los clientes y, sobre todo, de los propios ferreteros que, cuando les pedían cosas especiales, les aconsejaban que vinieran a Narváez. Siempre quise tener mucha mercancía almacenada, por eso la gente sabía que aquí podía encontrar los productos”.
Cinco años después, el local contiguo, una perfumería, se pone en venta y Miguel llega rápidamente a un acuerdo con el propietario. “En una noche tiramos el tabique que separaba las dos tiendas, lo arreglamos todo en seguida y el resultado es el establecimiento actual, con 600 m²”. Ferretería Ortiz se sigue expandiendo con la adquisición de un bajo en la calle Ibiza, con vistas al futuro, “por si alguno de nuestros hijos decidía continuar con el negocio, pero eso sí, siempre con su carrera terminada”. Miguel Andrés pronto se incorpora a la ferretería, empezando en el mostrador.Mientras tanto, y tras conseguir la recalificación del bajo de Ibiza a almacén, comprar un garaje en la calle Menorca. “Nos dimos cuenta de las dificultades que tenían otras ferreterías del centro de Madrid con el tema del aparcamiento. Así que este garaje servía tanto para nosotros como para nuestros clientes, lo que nos dio mucha tranquilidad”. Después llega la oficina técnica de proyectos y la incorporación de José Ignacio, quien tras un año en una auditoría decide trabajar con nosotros. Surge entonces la posibilidad de adquirir una nave en el polígono Cerámica, en Vallecas, donde la familia Ortiz abre un cash para profesionales. La empresa queda entonces organizada de la siguiente manera: Miguel Andrés, como gerente, José Ignacio como responsable de Compras, y Begoña, como encargada de la parte administrativa y económica. “A ella sí hubo que convencerla de que se incorporara al negocio”.

Ferretería Ortiz comienza una nueva etapa con el desarrollo en 1998 de una tienda virtual en Internet, pionera en el sector. “A pesar de que en España todavía no existe costumbre de comprar sin ver, la web sí sirve de orientación y consulta. Además, nos ha dado un prestigio inmenso”. En el año 2000 abre una tienda dedicada a seguridad y dos años más tarde, otra de interiorismo. Se plantea por esta época el problema de la logística, porque el cash se queda pequeño y descargar en la calle Ibiza representa cada vez mayores dificultades. “Decidimos buscar un local en las afueras de Madrid y encontramos uno en Leganés, con 9.000 m². En un principio, pensamos quedarnos con la mitad de la nave y alquilar la otra mitad, pero resultaba muy complicado reflejar esto en las escrituras y demás y finalmente comenzamos a madurar la idea de montar un cash" Así surge el multicentro.
De la época actual, Miguel Ortiz afirma que “es un momento muy difícil para nuestro gremio. A mis hijos les digo que no necesitan correr riesgos, que hay que asegurar, porque esto ya pasará. Debemos tratar de no entrar en números rojos, ser sensatos y tener cuidado”. “Se ha perdido la humanidad, el trato personal, la confianza con la gente y la cordialidad”.

lunes, 15 de junio de 2009

Un paseo por la historia con.... Jose María Vives




José María vivesFerretería Vives
De familia eminentemente agrícola, José María Vives desafió la autoridad paterna para dedicarse al mundo de la ferretería, en el que se adentró durante su estancia en el servicio militar.

“Subir un peldaño es difícil, pero lo más
complicado es mantenerse”




A sus 79 años, José María Vives desprende una gran vitalidad y energía, reflejo
de su gran carácter. El mismo que le hizo falta para comenzar el negocio de la ferretería, a espaldas de su padre. “Mis hermanos y yo -es el mayor de tres hermanos- teníamos que trabajar las tierras de la familia, pero yo les pagaba a ellos dos para que hicieran mi parte sin que mi padre se enterara y así podía irme a Barcelona a comprar género, que luego vendía por aquí”. Todo empezó durante el servicio militar, hacia 1950, cuando un compañero le propone trabajar en una ferretería por las tardes en Barcelona, donde entonces ganaba 15 pesetas.
Después continuó comprando y vendiendo, sin local. “Me especialicé en productos para las granjas, como baterías para poner huevos o para engordar, ya que en esta época se produjo en la comarca un ‘boom’ de este tipo de negocios. En Barcelona adquiría los artículos y me llegaban los paquetes mediante coches de línea

En 1962 abre por primera vez una tienda al público y tres años más tarde pone en marcha una fábrica de tela metálica de simple torsión -hoy cerrada-, debido a la gran demanda existente en esa zona. El local actual de Ferretería Vives data de hace unos treinta años. En él se aprovecharon las instalaciones de una vieja fábrica (su principal vestigio es la bonita bóveda que conforma el techo), cuenta con 5.000 m² de superficie y con una treintena de trabajadores. Hace algo más de un par de años se adquirió también una nave en un polígono de la localidad de Valls, que hasta el momento sirve de almacén de palets y de los artículos más grandes, ya que
la planta inferior de la ferretería (eso sí, de forma un tanto laberíntica) también se utiliza para almacenar un sinfín de referencias.
El establecimiento se encuentra estructurado en dos zonas claramente diferenciadas: una tienda de electrodomésticos regentada por Rosa Vives (anteriormente, era la madre la encargada de ella) y la ferretería propiamente dicha, de la que se encarga en la actualidad José María, hijo. La incorporación de este último al negocio se produjo en 1976, como chico de los recados, cuando contaba con 18 años. “Mi padre -cuenta José María, hijo supo entender que todos teníamos que ganar dinero desde el primer día, por lo que la transición familiar se ha realizado sin problemas”.

La confianza es un pilar básico en cualquier negocio. “Hemos tenido mucha suerte, porque siempre hemos generado confianza, tanto en los clientes como en los proveedores. Recuerdo, por ejemplo, cuando cambiamos el sistema informático. El banco nos dio crédito sin problemas durante todos los días que duró este proceso, que al final se alargó más de lo previsto”. Esta confianza no sólo se ve reflejada en lo profesional, sino también en lopersonal. “Durante un viaje que realizamos mi mujer y yo -explica José María, hijo- a la India, tuvimos un pequeño problema con la tarjeta de crédito y mi hermana la anuló desde España al no poder localizarnos. Por tanto, disponíamos sólo de una modesta cantidad de efectivo para el resto del viaje. Entonces mi mujer se enamoró de una colcha, cuyo precio superaba al dinero que
llevábamos encima. El vendedor nos dijo que no había problema, que nos lleváramos la colcha a España y que le pagáramos cuando llegáramos a nuestro país”. "Hemos tenido mucha suerte, porque siempre hemos generado confianza, tanto en los clientes como en los proveedores"
Si de algo está orgullosa la familia Vives, es de haber conseguido una perfecta organización de su negocio, algo que se aprecia desde el momento en que se atraviesa la puerta de la tienda. "Fuimos de los primeros en Cataluña en implantar los albaranes en el mostrador, hace ya treinta años. Y siempre estamos actualizándonos: disponemos de radio frecuencia, stocks informatiza
dos... Precisamente el mayor problema de una ferretería consiste en el control de stocks, lo demás viene rodado por sí mismo".
Gracias a este sistema Ferretería Vives ha conseguido un gran reconocimiento no sólo en Tarragona, sino en todo el país. "Empezamos de cero y subir cada peldaño es difícil, pero lo más complicado es mantenerse". Este aspecto de la continuidad es algo que preocupa a la familia Vives, aunque de forma relativa. De momento, han sido los hijos los que han cogido las riendas del negocio, pero no parece que la tercera generación (compuesta por cinco mujeres aún muy jóvenes) se muestre dispuesta a proseguir con él. No obstante, tienen clara su pervivencia de una u otra manera.
Especializada en herrajes y en cerrajería, sorprende agradablemente el orden que reina en toda la tienda, fruto sin duda del carácter claro y transparente de toda la familia. Su gusto por el detalle y lo bien hecho se respira en cada rincón. La combinación de aspectos tradicionales, como un largo mostrador de madera que preside la zona de la ferretería o la misma bóveda del techo, con otros más actuales determinan la fuerte personalidad de este establecimiento. Grandes conversadores, de espíritu abierto y muy hospitalarios, la jornada termina con una entretenida comida en un curioso restaurante donde los barriles de vino están acondicionados como reservados.

Un paseo por la historia con.... Jordi Bolíbar



Jordi Bolíbar
Ferretería Bolíbar

Tenía 22 años cuando Jordi Bolíbar se incorporó a la ferretería que fundó su padre en 1912. Toda una vida dedicada a un negocio que le apasiona y que ahora dirige la menor de sus cinco hijos, Bruna.


"Antes todo requería su tiempo y la gente lo asumía. Ahora, todo se quiere de inmediato"



Ferretería Bolíbar es, sin duda, uno de los establecimientos del sector con mayor historia. Aunque su origen se remonta a 1910, año en el que Santiago Bolíbar crea una sociedad a medias con otro empresario, es en 1912 cuando realmente Ferretería Bolíbar comienza su andadura, en solitario y en su actual ubicación, en plena Rambla de Catalunya (Barcelona). Un edificio señorial, de aspecto decimonónico, alberga en su interior esta preciosa tienda, que respira historia por todos sus poros. Prueba de ello es el mostrador, que ocupa un lugar destacado dentro del establecimiento y que data de los inicios del negocio. De hecho, durante una de las últimas remodelaciones del centro, se aprovechó también para restaurarlo. "Nos costó tanto como toda la obra que realizamos en la tienda", recuerda Jordi Bolíbar.


De carácter afable y algo reservado, repasamos junto a su hija Bruna, actual gerente, los primeros años de la empresa, cuando Santiago Bolíbar, con apenas algo más de veinte años, decidió abrir la ferretería. Poco después creó también un taller de fabricación de bronces, herrajes y metalistería, donde se realizaban el mecanizado y la restauración de las piezas. Este taller estuvo funcionando hasta la II República y durante sus veinte años de existencia atravesó algunas épocas complicadas. "El bronce para los herrajes y las lámparas que fabricábamos provenía de Francia, por lo que durante la I Guerra Mundial no pudimos disponer de este material", señala Bolíbar.


Poco después del cierre del taller, Ferretería Bolíbar se enfrenta a otra etapa difícil, la de la Guerra Civil. "La tienda quedó intervenida por el Comité de Guerra, por lo que la entonces Generalidad pasaba a ser propietaria del negocio y pagaba todos los sueldos de los trabajadores. Cuando finalizó la guerra apenas había existencias y mi padre tuvo que empezar de nuevo". Por si esto fuera poco, la II Guerra Mundial impedía el suministro de material desde el extranjero. "La posguerra fue la época más difícil, porque no existía género. Por ejemplo, pedías a Elma muelles de cierrapuertas y te mandaban molinillos de café. Por tanto, comprábamos lo que se podía y a veces de manera poco ortodoxa".


Es en esta coyuntura cuando Jordi Bolíbar, el segundo de seis hermanos, se incorpora a la ferretería, en 1942. Cuatro años después, tras el fallecimiento de su padre, se hace cargo por completo del negocio, comienza a suprimir aquellas familias de producto que no se venden bien (como los juguetes, el menaje o la tornillería) e impulsa aún más la especialización hacia el herraje y la madera. "Ya entonces contábamos con cuatro agentes comerciales por toda España".
En los años 50 y 60 empiezan los primeros intentos de importaciones de artículos. "Poder disponer de licencias de importación suponía todo un drama", recuerda Jordi. "Tardaban mucho en concederte una. Las primeras importaciones eran casi simbólicas. Como no se podía trabajar con el latón, puesto que había que traerlo de fuera, los herrajes eran de mala calidad, porque se fabricaban con chatarra". Ya en los años 80 la actividad importadora comienza a imponerse, algo que Ferretería Bolíbar continúa haciendo en la actualidad.


"La posguerra fue la época más difícil, porque no existía género. Comprábamos lo que se podía y a veces de manera poco ortodoxa"


De aquellos tiempos Jordi rememora una curiosa anécdota ocurrida con dos clientes de Dubai que un día aparecieron por la tienda. " Me di cuenta que le estaban explicando algo a uno de los dependientes y que éste no daba crédito a lo que oía. Así que vino a consultarme y entonces me contaron cuál era su problema. Querían adornar una puerta de entrada de tres metros con picaporte, bisagras, clavos... Después de un buen rato, ya teníamos claro el pedido, cuando de pronto uno de ellos pregunta: ‘Y por dentro, ¿qué ponemos? Pues lo mismo, así que doble el pedido’. En total, se gastaron unos 20.000 dólares de la época. Por supuesto, no hemos vuelto a tener nunca un cliente igual".

Ferretería Bolíbar dispone de una superficie total de 500 m², de los que 200 m² corresponden a sala de ventas. Ésta combina tradición -representada por el mostrador y los cajones que almacenan los herrajes- y modernidad -a través de los diferentes expositores. Con quince trabajadores (todos ellos muy fieles), en la actualidad, su clientela se reparte entre un 60% de particulares y un 40% de profesionales. "Cuando comenzamos, los particulares suponían el 90%".

El despacho en el que nos encontramos con Jordi y Bruna Bolíbar (reunión a la que también asiste Cristóbal del Pino, de Metales La Estrella) contiene verdaderas reliquias de otras épocas, como un armario con delicadas aplicaciones de marquetería, el diploma acreditativo de la participación de Ferretería Bolíbar en la Exposición Universal de Barcelona 1929 y un par de catálogos que incluyen auténticas piezas dignas de museo. Todo ello sugiere un ambiente de calma, que desmiente el ordenador que preside la estancia y el continuo ajetreo que se vive en la tienda.

Jordi Bolíbar analiza cómo ha cambiado el consumidor en este tiempo. "Al principio, los herrajes eran bronces. También se llevaban mucho las aplicaciones de los muebles, las marqueterías... Ahora son los anticuarios los que compran estas cosas. Sin embargo, el principal cambio que se ha producido tiene que ver con la velocidad. Antes todo requería su tiempo y todo el mundo lo asumía. En cambio, ahora la gente quiere las cosas de forma inmediata".

En relación con las modas, Jordi recuerda el momento en el que empezó el gusto por el estilo inglés. "Aquí teníamos las manillas valencianas, que eran muy barrocas. Entonces empezaron a pedirnos herrajes de líneas más sencillas y no las teníamos. Luego comenzó a imponerse el herraje italiano, algo que supuso un auténtico ‘boom’. Ahora se llevan las manivelas de roseta sin placa, en acabado inoxidable mate. También empieza a gustar el cromo brillo y hay quien dice que volverá el latón"

Metales La Estrella introduce Innova en Ferretería Arrones

El fabricante de herrajes Metales La Estrella ha implantado su gama Innova en las nuevas instalaciones de Ferretería Arrones en Morón de la Frontera (Sevilla).




Se trata de una colección que se acaba de presentar en el mercado, caracterizada por su original diseño, que continúa en la misma línea de las últimas series presentadas por La Estrella. Arrones abrió el pasado 10 de julio un centro de bricolaje bajo la enseña Habitacle, que se compone de dos naves que suman 1.000 m² de superficie. En la primera se ha dispuesto el mueble kit, baños, iluminación, textil-hogar, adhesivos, pinturas, ordenación, protección, accesorios, herramientas en general, ferretería, electricidad, fontanería, herrajes y maderas. La segunda, que se encuentra frente a la primera, se ha dedicado exclusivamente al cuidado y decoración del jardín. Ferretería Arrones cuenta además con un centro de ferretería tradicional en la misma localidad, especializado en suministro industrial y construcción, así como un almacén de ferretería industrial y una tienda de decoración y regalos.

FUENTE:FERRONOTICIAS 09/08

Ferretería La Vascongada se especializa en suministro industrial.

Ferretería la Vascongada ha sumado recientemente un nuevo establecimiento enfocado en exclusiva al suministro industrial.


Ubicado en el polígono Akarregi de Hernani, esta nueva nave está compuesta por 1.000 m², dónde además de las oficinas, se ha incluido una amplia gama de cerrajería, herramientas manuales, eléctricas y neumáticas. Desde su fundación en 1942, Ferretería La Vascongada se ha dedicado a la comercialización de productos de ferretería destinados tanto a las industrias de la construcción, como de la madera y metalúrgica, sin dejar de lado al público en general. Entre la gama de productos que comercializa Ferretería La Vascongada, además de ser distribuidores de las ventanas para tejado de Velux, destacan adhesivos, selladores, herramientas manuales, maquinarias electroportátiles, tornillería, así como cerrajerías y herrajes, tanto decorativos como para la arquitectura.


Incorpora la gama Innova, de La Estrella La última incorporación al catálogo de productos de Ferretería La Vascongada ha sido la nueva gama de herrajes de Metales La Estrella. La gama Innova se caracteriza por su diseño vanguardista y joven, muy adecuada para ambientes modernos y de líneas sencillas. Como es habitual en La Estrella, esta novedosa serie incorpora un práctico expositor para el punto de venta que facilita la visibilidad de los herrajes.


FUENTE: FERRONOTICIAS 05/09

La Estrella, presente en Ferretería Ortiz

Ferretería Ortiz, fiel a su política de innovación, ha incorporado en sus establecimientos la nueva gama de herrajes de Metales La Estrella. La serie Innova se caracteriza por su diseño vanguardista, de líneas sencillas, muy adecuada para ambientes modernos. Como es habitual en La Estrella, esta nueva serie dispone de un atractivo y práctico expositor para el punto de venta.


Ferretería Ortiz cuenta en la actualidad con cinco tiendas en Madrid, una en Narváez, dos en la calle Menorca (una especializado en seguridad y otra, en interiorismo), un cash en Vallecas y el Multicentro de Leganés. Esta ferretería madrileña siempre se ha caracterizado por su apuesta por mantenerse en la vanguardia, mediante la incorporación no sólo de novedades en productos, sino también de las últimas tendencias del mercado. Fiel reflejo de ello es su página web, www.ferreteriaortiz.es, pionera dentro del sector de ferretería en España.


FUENTE:FERRONOTICIAS 04/09

Suministros Navarro cumple medio siglo en el sector.

Antonio Navarro pertenece a la segunda generación de una empresa familiar que nació hace 50 años y que ya va a sumar su tercera etapa bajo el nombre de Suministros Navarro.


Desde entonces hasta ahora, la empresa se ha ido asentando en el mercado consolidándose como un referente en Valencia. Ubicada en Ontinyent, Suministros Navarro posee un establecimient con una superficie de 10.000 m², además de 6.000 m² de aparcamiento. Con más de 120.000 referencias y un equipo humano de 25 personas, está especializado además de en suministro industrial en fontanería, ferretería tradicional, herrajes, compresores, rodamientos, etc. Dentro de los proyectos futuros de la empresa previstos, se encuentra la visita a las ferias del sector,como ExpoCadena, ya que pertenece a Cadena 88 industrial, además de seguir realizando diferentes importaciones.


Entre sus incorporaciones recientes se encuentra la implantación de la gama Innova de la firma de herrajes Metales La Estrella. Se trata de una colección en sintonía con el resto de las gamas de la firma, pero que además está caracterizada por su original diseño, muy actual y contemporáneo, pensada para cubrir las necesidades de los hogares más modernos.


FUENTE:FERRONOTICIAS 02/05

Ferretería La Chispa cumple 40 años

Ferretería La Chispa cumplió el pasado año su 40 aniversario. Con un nombre singular, debido a que anteriormente ocupaba el lugar de un taller de afilado, esta ferretería familiar comenzó su andadura en 1968 bajo el esfuerzo de Senén Iranzo Martínez.

Ubicada en la misma calle, aunque multiplicado por cuatro el espacio de la tienda -en la actualidad poseen 500 m² de zona de ventas-, goza de gran estabilidad gracias a el esfuerzo y la constancia. Dedicada al suministro de herrajes y materiales decorativos para el hogar, abarca la venta al por mayor y al por menor de toda clase de artículos de ferretería, tanto para profesionales como particulares. Entre los productos que distribuye destacan manivelas, tiradores, pomos, cajoneras y cerraduras. Además de maquinaria profesional como ingletadoras, atornilladores, taladros, herramientas de corte.

El pasado mes de diciembre , Metales La Estrella acudió al establecimiento para implantar su nueva gama Innova de herrajes. Se trata de una colección caracterizada por su original diseño, muy actual y contemporánea, pensada para cubrir las necesidades de los hogares más modernos.

FUENTE: FERRONOTICIAS AGOSTO/05

Colección Trazos modelo versátil


La originalidad en el diseño y la versatilidad de los acabados en nuestras manillas “TRAZOS”, la convierte en la primera manilla con un estilo camaleónico adaptándose con tan solo un modelo a los distintos ambientes de su hogar, con solo cambiarle el mango ,(en color y textura) , teniendo posibilidad de utilizar: madera de Olivo o Ebano, Piel en color marrón o beige y resina en los distintos colores, como :el rojo naranja o el pistacho, todo ello combinado con latón en acabados brillo o mate según el gusto de cada persona.

Diseño y funcionalidad de un solo elemento


Le ofrecemos una variedad de “Juegos de Manillas” de elegante diseño con formas rectilíneas y sencillas. “QUBIK” En acabados NIQUEL Y CROMO nuestros productos convencen por su elevada calidad y un precio justo, subrayando los criterios decorativos y el estilo personalizado.

Acabado rústico sin dejar atrás el diseño


Avanzando con las modas en decoración, cada vez mas exigente, y siguiendo con la calidad y precios que nos caracterizan, hemos creado otras dos nuevas gamas de artículos en acabado rustico “CLYDE Y TAFF sin dejar atrás el concepto de fabricar nuestros artículos con la máxima Calidad y Robustez.
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